domingo, 15 de mayo de 2011

vienenyvan.

Seria la última vez que me escucharía pronunciar tales palabras ante una foto o a la persona a quien iban dirigidas. La cabeza me ardía, el pecho me quemaba, y los ojos me escocían. Había vuelto a romperme por dentro, las palabras salían de mi boca sin dar opción a poder arrepentirme. Y el dolor cada vez era más grande al mirarme ante el espejo. Me daba pena ver a esa persona repetir en susurros que le quería, que lo necesitaba, le amaba, y esas sandeces.
Pose la mano en el cristal para tapar el rostro, doblándome las uñas hacia arriba de la fuerza con la que apretaba con intención de reventar el espejo. Apretaba los dientes y notaba como dentro de mi boca chirriaban. Mis llantos aun se escuchaban y abrí el grifo lo máximo que pude haciendo salir agua helada.
Acabe sentada en el suelo, con el camisón empapado, y tiritando a causa de que el agua había desbordado. Mi mirada quedaba clavada en un alfiler posado en una de las estanterías. Y mi mente revoloteando mil pensamientos posibles.
Una vez alfiler en mano, me di cuenta de que tenia hilo negro, por lo que pude pensar con mayor rapidez.
Si cada punto en mis labios fuera una palabra sellada, mi alma aprendería a no decirlas cada mañana. La aguja consiguió traspasar el primer labio, haciéndolo sangrar.
Cada te quiero de mi boca es una punto sellado, ni la boca i los ojos han logrado salvarse, pues no puedo sellar mi mente a tales palabras.

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